Träume werden wahr

Hoy ha sido un día feliz para mí, y me gustaría compartirlo con todos ustedes. El motivo de esta alegría ha sido un sencillo correo que me ha escrito desde Alemania una de mis antiguas alumnas. Esta chica, de carácter muy alegre, y de nombre Alicia, siempre tuvo el sueño de ir a Alemania, de visitar sus ciudades, de conocer sus costumbres, de trabajar y ¿por qué no?, de quedarse una larga temporada, pero este sueño no acababa de llegar.  Éste se vio incluso truncado por nuestro fallido viaje a Heidelberg, por aquel volcán que se antojó en estropear la ilusión de la querida Alicia.


Pero esta desgraciada fortuna no desanimó a Alicia, y ella seguía y seguía estudiando alemán y participando en casi todas nuestras actividades culturales con una ilusión sólo comparable a la de un niño que abre sus regalos por Navidad.  Sinceramente creo que estas actividades eran para Alicia como un pequeño viaje al país de sus sueños.


Hoy me escribe desde un pueblo cercano a Freiburg comentándome que ha conseguido un trabajo en el que la tratan muy bien y que ha tenido el lujo de dejar pasar alguna que otra oportunidad más.  La alegría con la que hoy que me escribe Alicia es totalmente imposible de reproducir con mis palabras, pero se parece mucho a lo que sentimos cuando no queremos despertar de un dulce sueño.

Desde aquí te digo Alicia, que no es sueño, es aquello que has buscado durante tanto tiempo, con una tenacidad y un empeño que muchos quisieran tener para sí mismos.  Alicia,  tus sueños se están haciendo poco a poco realidad.  ¡¡Disfrútalo!!

Alicia, me siento muy feliz por haberme cruzado en tu camino y por haber podido acompañarte en muchos de tus sueños. Ha sido un verdadero lujo tenerte como alumna.  Ya te lo he dicho personalmente, pero ahora lo hago público: con alumnas como tú, vale la pena ser profesor.